Mi guía de viaje en el Norwegian Pearl: crucero por el Mediterráneo desde Estambul

Crucero Nowegian Pearl

Esta es, sin duda, la guía de viaje que más me habéis pedido de mis últimos destinos. Y no me extraña, porque el crucero Norwegian Pearl desde Estambul ha sido uno de los viajes más bonitos que hemos hecho en los últimos años, y mi favorito hasta ahora para viajar en familia con niños.

Siempre me sorprende que viajar en crucero no sea una opción tan habitual, porque para nosotros es una de las formas más completas y cómodas de recorrer el mundo. Mi primer crucero por el Mediterráneo lo hice con 16 años y quedé tan encantada que durante años repetí a Martín que era mi manera favorita de viajar. Tanto, que en nuestra luna de miel no podía faltar y vivimos otro viaje para recordar: un crucero por Alaska.

Desde entonces teníamos la ilusión de hacerlo con Gael, y cuando descubrimos este itinerario del Norwegian Pearl no lo dudamos. Zarpar desde Estambul era además la excusa perfecta para conocer una ciudad que llevábamos tiempo deseando visitar. Así, el 23 de agosto de 2025 comenzó una de las aventuras más especiales de mi vida

Por ello, en esta guía encontrarás mi experiencia a bordo, consejos prácticos para escoger vuestro crucero, el itinerario día a día y cómo es realmente vivir un crucero con niños.

Por qué viajar en crucero

Si hay una cosa que destaca por encima de todo cuando hablamos de viajar en crucero, eso es la comodidad. Es la mejor forma de visitar varios lugares y países sin tener que cambiar de hotel ni cargar con el equipaje de un destino a otro. Es cierto que prima más la cantidad que la calidad al estar solo unas horas en cada destino, pero es perfecto para tener una primera toma de contacto y conocer lugares que quizás de otra forma no visitarías.

Otra de sus grandes ventajas es que combina a la perfección el mix de relax y turismo: la mayoría de días podrás descubrir la ciudad de escala y, al volver al barco, relajarte en la piscina o en la cubierta durante la navegación. No sabéis cómo son esos románticos atardeceres en el barco.

Además, muchos cruceros tienen un auténtico espíritu de todo incluido, con paquetes que abarcan desde comidas y cenas hasta bebidas. Esto te permite disfrutar tanto de sus restaurantes temáticos como de un cóctel al atardecer sin preocupaciones.

Y no podemos olvidar la amplia oferta de servicios y actividades a bordo (que varía según el barco): spa, cine, gimnasio, pista de deportes, bolera, casino, guardería, teatro… opciones pensadas para que cada pasajero encuentre su propio plan.

En resumen, un crucero ofrece la oportunidad de viajar sin estrés, descubrir varios destinos y disfrutar de todas las comodidades de un resort flotante en el mar, un viaje ideal tanto para familias como para parejas. Por eso, merece la pena contemplarlo como opción para vuestra luna de miel si estáis en ese momento tan especial.

Por qué elegir el Norwegian Pearl

El principal motivo por el que escogimos el Norwegian Pearl fue su itinerario. Este crucero nos permitía visitar 6 países en un mismo viaje: Turquía, Grecia, Croacia, Montenegro, Eslovenia e Italia. Además, tenía una duración de 12 días, algo poco común y que lo hacía aún más atractivo para disfrutar sin prisas.

El segundo motivo fue que se trata de una naviera americana. En nuestra luna de miel ya habíamos viajado con Princess Cruises en un crucero por Alaska, y la experiencia en cuanto a calidad de la comida, servicio e instalaciones fue espectacular. Por eso no dudamos en repetir con otra compañía similar como Norwegian, confiando en que el estándar sería igualmente alto.

El tercer punto clave fueron las horas en destino. La mayoría de escalas tenían entre 10 y 12 horas de parada, lo que te permitía aprovechar muchísimo el día. Además, la llegada temprana (sobre las 7 de la mañana) facilitaba visitar los principales monumentos sin calor excesivo y antes de que llegaran el resto de cruceristas y turistas.

Otro aspecto que valoramos fue que solo había un día de navegación. Esto nos brindaba la oportunidad de conocer más escalas y prácticamente bajar del barco todos los días.

También hay que destacar que, aunque el barco es enorme y con capacidad para muchos pasajeros, dispone de tantos espacios que no daba la sensación de masificación. Quizás la única excepción fue la zona de la piscina, que sí nos pareció algo justa para tanta gente.

Y, por último, su animación a bordo. En cualquier momento había actividades, mini shows o música en directo de calidad en diferentes puntos del barco. Los espectáculos en el teatro estaban muy bien y, lo mejor, ¡a Gael le encantaban!

Por ser sincera, uno de mis miedos era que el barco tenía ya 20 años de antigüedad. Fue la única razón que me hizo dudar en la reserva, por si las instalaciones estaban demasiado anticuadas. Y tengo que decir que me sorprendió gratamente en este sentido: aunque no era la decoración más moderna del mundo, sí estaba muy bien conservado y no aparentaba tantos años.

En definitiva, el Norwegian Pearl nos convenció por su itinerario único, su servicio de calidad y la vida a bordo, convirtiéndolo en el barco perfecto para nuestro viaje en familia.

Qué saber antes de viajar en un crucero

Itinerario

El itinerario es lo primero que deberías mirar al reservar tu crucero, porque marcará toda tu experiencia. En nuestro caso, lo que más valoramos fue que el viaje incluía seis países en un solo recorrido y, además, con escalas largas que nos permitieron aprovechar al máximo cada destino.

Naviera

Cada compañía tiene su estilo. Las navieras americanas, como Norwegian o Princess, destacan por la calidad de la comida, el servicio y la animación. En cambio, las navieras italianas como Costa o MSC ofrecen un ambiente más español, con horarios de comidas y espectáculos adaptados a nuestras costumbres. Algo muy a tener en cuenta, sobre todo si es vuestro primer crucero.

Horas en escala y horarios

La duración de las escalas marca la diferencia. Las paradas de 10 a 12 horas permiten conocer mejor el destino y, si el barco llega temprano (sobre las 7 de la mañana), podrás visitar los principales monumentos sin calor excesivo y sin aglomeraciones.

Días de navegación

Algunos cruceros incluyen varios días de navegación. Si buscas desconexión total puede ser ideal, pero si prefieres descubrir muchos destinos, lo recomendable es que sean pocos para exprimir mejor el viaje.

Tamaño y capacidad del barco

Un barco grande ofrece más variedad de espacios y actividades, pero también concentra más pasajeros. En nuestro caso, aunque el Norwegian Pearl era enorme, no sentimos masificación salvo en la zona de piscina. Conviene revisarlo antes de reservar para saber qué esperar.

Año de construcción y estado del barco

Igual que al elegir un hotel, el año de construcción del barco importa. Los más nuevos suelen tener instalaciones modernas e incluso suites con piscina privada. Dicho esto, también hay barcos veteranos muy bien conservados, como el Pearl, que con sus 20 años nos sorprendió por su buen estado y mantenimiento.

Servicios y animación a bordo

Spa, gimnasio, teatro, bolera, guardería, cine, música en directo… cada barco tiene su propia oferta. Incluso hay cruceros con pista de karts, así que prácticamente todo es posible en el mar. Norwegian destaca especialmente por la animación y los espectáculos a cualquier hora del día.

Comida y restaurantes

Lo habitual es que el precio incluya varios buffets para desayunar y comer, además de restaurantes a la carta para las cenas. A esto se suman los restaurantes temáticos (asiático, italiano, carnes…) que suelen tener un suplemento. Mi consejo: revisa la variedad, porque en cruceros largos marca la diferencia para no aburrirse de la comida.

Propinas

Comprueba siempre si las propinas están incluidas en el precio. Lo más frecuente es que se sumen automáticamente (12-15 € por persona y día, en euros o dólares según la naviera). Conviene saberlo para calcular bien el presupuesto final.

Precio total del viaje

Al precio base hay que añadir extras como bebidas, excursiones, internet, propinas o actividades especiales. En general, el coste inicial suele ser más asequible de lo que muchos piensan, aunque son los extras los que realmente marcan la diferencia. Si queréis saber mi opinión como viajera, nosotros que hicimos excursiones por nuestra cuenta y demás, nos ha parecido económico para ser 12 días y 3 personas.

Paquetes de comida y bebida

Si disfrutas de un cóctel al atardecer o cenas en restaurantes a la carta, puede compensar contratar un paquete de bebidas o de comidas especiales. Suelen ahorrar bastante respecto a pagar cada consumición por separado.

Actividades para niños y familias

Si viajas con niños, revisa bien qué servicios incluye el barco. Muchos ofrecen clubs infantiles, piscinas, actividades organizadas o guarderías. En nuestro caso, Gael disfrutó muchísimo de la animación, de los espectáculos y, sobre todo, de la escuela infantil gratuita con seis monitores que organizaban talleres durante todo el día. Un servicio muy de agradecer en un viaje largo.

Internet a bordo

El wifi en los cruceros suele ser caro y con limitaciones. Revisa antes si realmente lo necesitas o si bastará con usar los datos móviles en cada escala. Importante: el roaming en alta mar no funciona y podrías llevarte un susto en la factura, así que desactívalo siempre antes de zarpar.

Elección del camarote

camarote interior para 3 del crucero Norwegian Pearl

Si os preocupa el movimiento del barco, los camarotes centrados y en las plantas inferiores suelen ser los más estables. Conviene evitar los que están cerca de teatros, discotecas o cines por el ruido, así como los de la planta muy inferior por la maquinaria.

Los pasillos en los cruceros son largos, por lo que resulta más cómodo elegir un camarote cerca de los ascensores, aunque no pegado a ellos para evitar ruidos.

En cuanto al tipo, si vuestro presupuesto lo permite, merece la pena apostar por un camarote con balcón, especialmente en cruceros panorámicos como Alaska o los Fiordos Noruegos, donde disfrutar del paisaje desde la propia habitación puede ser una experiencia única. Si buscáis ajustar presupuesto, un camarote interior suele ser la mejor opción: es más económico, perfecto para dormir, y la diferencia con uno exterior con ojo de buey o ventana no siempre compensa.

Las excursiones en los cruceros

A la hora de organizar las excursiones en un crucero existen tres fórmulas principales:

Excursiones del propio crucero

La primera es contratar las excursiones directamente con la naviera. Su coste es más elevado, pero también es la opción más segura. Tendrás la tranquilidad de que se cumplen los horarios del barco y, en caso de cambios de ruta por temporal (algo que puede ocurrir), se cancelan o adaptan sin problema.

Excursiones online o contratadas en el mismo puerto de destino

La segunda alternativa es reservar las excursiones con agencias externas. Hay compañías que se dedican a planificar todas las visitas según el itinerario de tu barco donde solo tienes que elegir la fecha de salida, el nombre del crucero y aparecerán las excursiones disponibles. Al llegar al puerto, te esperan con un cartel y te llevan de regreso a tiempo antes de zarpar. Eso sí, conviene revisar bien las condiciones en caso de retraso o la política de cancelación si finalmente no se realiza la escala por mal tiempo.

Sin excursiones

La tercera opción es hacer las excursiones por libre, la más económica de todas pero también la que más trabajo previo necesita. En este caso sois vosotros quienes organizáis el transporte, las visitas y los horarios para regresar puntuales al barco.

Mi experiencia

Yo he probado las tres y, si buscáis tranquilidad absoluta y calidad, las excursiones del barco suelen ser las más completas, porque aprovechan el día al máximo. Sin embargo, las ofrecidas por proveedores externos son más económicas y suelen dejar margen de tiempo para evitar imprevistos, lo que también las convierte en una excelente opción.

En este crucero optamos por hacerlas por libre, principalmente por dos razones. La primera fue Gael, porque creemos que no aguantaría el ritmo ni las explicaciones de un guía. La segunda, por mi trabajo: al final hacemos un tipo de turismo muy fotográfico, que implica salir temprano, detenernos en monumentos y repetir tomas hasta conseguir el resultado. Y tengo que decir que lo hemos disfrutado al máximo, porque ir a nuestro ritmo nos ha permitido vivir la ciudad con calma. Quizás no aprendimos ni vimos tanto como en una excursión organizada, pero la experiencia fue igualmente fantástica.

Itinerario del crucero Norwegian Pearl desde Estambul

Día 1 – Estambul (Turquía)

panorámica desde el puente de galata estambul

Punto de partida del crucero. Si tienes tiempo antes de embarcar, no te pierdas la Mezquita Azul, Santa Sofía, el Gran Bazar y un paseo en barco por el Bósforo. Una ciudad fascinante que combina historia, cultura y modernidad y en la que nosotros disfrutamos 4 días, por lo que puedes ver mi guía de viaje de Estambul aquí.

Día 2 – Kusadasi (Turquía)

Templo de Adriano en Efeso en Kusadasi

La escala perfecta para visitar la antigua ciudad de Éfeso, uno de los yacimientos arqueológicos más impresionantes del Mediterráneo, que llegó a ser la segunda ciudad más importante del Imperio romano después de Roma. También merece la pena acercarse a la Casa de la Virgen María o disfrutar del ambiente del bazar local a vuestro regreso.

Excursion a Efeso en crucero

Nosotros cogimos un taxi al bajar del barco, ya que Éfeso se encuentra a unos 20 km de Kusadasi. Eso sí, recordad negociar previamente el precio con el conductor para evitar sorpresas. Otra opción es comprar las entradas con audioguía, algo que recomiendo totalmente porque es un lugar cargado de historia y se aprovecha mucho más con explicaciones.

De hecho, es una de las escalas que yo contemplaría hacer con guía, ya que la riqueza cultural e histórica de Éfeso merece ser descubierta con calma.

Día 3 – Santorini (Grecia)

Panoramica de Santorini desde el Castillo de Oia

La isla de Santorini es uno de los destinos más mágicos del Mediterráneo. Su forma actual se debe a una gran erupción volcánica en el siglo XVII a.C., que hundió parte de la isla y dio origen a la famosa caldera. De aquella historia de fuego y mar surgió el paisaje único de casas blancas, cúpulas azules y acantilados que hoy la convierten en una de las islas más fotografiadas del mundo.

Era nuestra segunda vez en crucero en Santorini y, aunque la primera ocasión fuimos con guía para conocer sus dos ciudades principales (Oia y Fira), además de la caldera y algunas playas, esta vez quisimos centrarnos en su estampa más icónica: Oia.

Funicular santorini

Lo hicimos por libre, cogiendo el funicular hasta Fira y desde allí el transporte hacia Oia. Es bastante sencillo y muy económico. Una vez en el pueblo, nos centramos en recorrer su calle principal, desde la que parten los accesos a los miradores más famosos: el de las cúpulas azules, situado en el callejón junto a la joyería Alexandros y el de las ruinas del castillo de Oia, que regala la panorámica más espectacular de todas.

También recomiendo bajar hasta el pintoresco puerto de Amoudi, famoso por sus tabernas frente al mar, y visitar la iglesia de Ekklisia Panagia Platsani, conocida como la de las seis campanas.

Eso sí, mi consejo es madrugar lo máximo posible. Nuestro barco llegó a las 7:00 de la mañana y a las 7:45 ya estábamos en Oia. Gracias a eso pudimos disfrutarla casi vacía y no esperar demasiada cola en los miradores, porque al ser una única calle principal, se llena rápidamente de turistas y cruceristas a media mañana.

Día 4 – Atenas (Grecia)

Acrópolis de AtenasLa capital de Grecia es una de esas ciudades que todo viajero debería visitar al menos una vez en la vida. Con más de 3.000 años de historia, fue la cuna de la democracia, la filosofía y el arte clásico, y aún hoy conserva monumentos que siguen asombrando al mundo.

Como consejo, os recomiendo visitar la Acrópolis a primera hora de la mañana o a última de la tarde. Es imprescindible reservar las entradas con antelación, ya que van por turnos y las colas que se forman son enormes. A partir de las 9:00 suelen llegar los grupos de los cruceros (nosotros atracamos a las 6:00 am por lo que podéis reservar el primer turno a las 8.am sin problema) y es cuando se masifica. Otra buena opción es hacerlo en los últimos turnos, nosotros lo hicimos sobre las 16h, cuando la mayoría de excursiones ya han terminado y hay mucha menos gente.

Después de la Acrópolis, lo mejor es perderse por el encantador barrio de Plaka, lleno de restaurantes y tiendas típicas, visitar el Ágora o llegar hasta la plaza de Monastiraki, donde siempre hay ambiente.

Cafeteria Disney en Atenas, llamada Little Kook

Un lugar muy especial que os recomiendo es la cafetería Little Kook, que parece sacada de un cuento de Disney. Cambia su decoración según la temporada y es de lo más impresionante que he visto nunca. Nosotros comimos muy cerca, en el restaurante En Lordani, la comida era excelente y a un precio bastante económico.

Es otra de las paradas que recomiendo hacer con guía profesional en una primera visita.

Día 5 – Mykonos (Grecia)

Mikonos

La isla más cosmopolita del Egeo, de la que me enamoré en junio (como ya sabéis por mi guía de Mykonos y Sifnos). En una primera visita lo imprescindible es pasear por Little Venice, contemplar los famosos molinos de viento y perderse por sus callejuelas estrechas repletas de tiendas y bares. También merece la pena disfrutar de sus playas si el tiempo acompaña.

Nosotros en esta ocasión no teníamos pensado bajar del barco, ya que queríamos aprovechar las instalaciones a bordo y teníamos muy reciente su visita.

Sin embargo, debido al temporal no se pudo realizar la escala. Al igual que en Santorini, los barcos grandes no pueden atracar directamente en el puerto, por lo que el desembarco se hace mediante tender boats (pequeñas embarcaciones que llevan a los pasajeros a tierra). En este caso, el fuerte oleaje hacía peligroso el traslado, así que la visita fue cancelada.

Pero si tenéis oportunidad, hacedlo!

Día 6 – Corfú (Grecia)

Kanoni en Corfú

Su casco antiguo, declarado Patrimonio de la Humanidad, es una auténtica joya. Recomendable recorrer la fortaleza veneciana, pasear por la elegante Liston Promenade y, si hay tiempo, visitar el palacio de Achilleion, la famosa residencia de la emperatriz Sissi.

Otro de los puntos más icónicos es Kanoni, desde donde se obtiene una panorámica muy conocida de la isla con el islote de Vlacherna y el convento de Pontikonisi al fondo. Nosotros lo visitamos y, aunque la vista es bonita, en mi opinión el desplazamiento no compensa en una escala corta.

Después de haber estado dos veces (ya lo hicimos también en 2016), creo que Corfú es una parada relativamente rápida de crucero. Lo que más merece la pena es perderse por su casco histórico y visitar el palacio de Sissi. Sospecho que lo verdaderamente especial de la isla debe ser disfrutar de sus playas y aguas cristalinas, algo para lo que hace falta más tiempo del que ofrece una escala. Además, si no os importa caminar, se puede llegar a pie desde el puerto sin necesidad de transporte adicional.

Día 7 – Kotor (Montenegro)

Kotor, el pueblo más bonito de Montenegro

Uno de los puertos más bellos del Adriático, rodeado de montañas que forman un paisaje casi mágico. Sin duda era una de las escalas que más me apetecía repetir: ya habíamos estado antes y recuerdo que quedé encantada con esta pintoresca localidad que parece sacada de un cuento.

Es además una parada muy sencilla, ya que el barco atraca en el propio puerto y se puede llegar caminando al casco histórico amurallado y a la fortaleza de San Juan sin necesidad de transporte. La subida a la fortaleza requiere algo de esfuerzo, pero las vistas panorámicas de la bahía merecen totalmente la pena.

Una vez dentro de las murallas, podéis perderos por sus calles medievales, que parecen detenidas en el tiempo, y disfrutar del ambiente en sus cafeterías y restaurantes, siempre animados.

Aunque lo más especial es la ciudad amurallada de Kotor, si optáis por una excursión organizada también podréis visitar lugares cercanos como Budva o Perast, con su famoso islote y la iglesia de Nuestra Señora de la Roca, que recuerdo con mucho cariño de nuestra primera visita.

Día 8 – Dubrovnik (Croacia)

La llamada “Perla del Adriático” es uno de esos destinos que enamoran a primera vista. Pasear por sus murallas medievales, recorrer la animada Stradun, visitar el Palacio del Rector o la Catedral de la Asunción son paradas imprescindibles. Para los fans de Juego de Tronos, no puede faltar una visita a las escaleras jesuitas (donde se rodó el famoso “paseo de la vergüenza”) o al Fuerte Lovrijenac, escenario de Desembarco del Rey.

Dubrovnik era nuestra visita más esperada; no sabéis las ganas que teníamos de conocerla. Sin embargo, el destino quiso que el mal tiempo nos acompañara: una lluvia torrencial y amenaza constante de tormenta nos hicieron dudar. Si hubiéramos viajado solos nos habríamos aventurado, pero con un niño de tres años la cosa se complicaba, así que al principio decidimos quedarnos en el barco.

Aun así, mi empeño me decía que no podía estar allí sin visitarla. En cuanto hubo una tregua, cogimos un taxi hasta la ciudad vieja, con chubasqueros en mano. Y fue un acierto: aunque llovía a ratos y hacía viento, finalmente salió el sol y pudimos pasear por sus calles de piedra, empapándonos (literalmente) de su ambiente.

Por cuestión de tiempo y miedo a que el clima empeorara, solo pudimos subir al Fort Lovrijenac. Es uno de los miradores más recomendados para ver la panorámica de la ciudad, aunque sinceramente, podéis subir solo hasta las escaleras previas a la entrada y obtener unas vistas muy similares.

A pesar del viento huracanado, saboreé cada instante de esta visita exprés. Y aunque nos quedamos con ganas de mucho más, fue suficiente para confirmar que Dubrovnik merece una visita con calma en otro viaje.

Día 9 – Split (Croacia)

Split fue la gran sorpresa de nuestro viaje. Es una de esas escalas que se pueden hacer perfectamente a pie (el barco atraca a unos 10-12 minutos del centro). Antes de llegar habíamos visto fotos e información y, sinceramente, no nos enamoraba demasiado… pero la realidad nos dejó sin palabras.

El acceso al centro se hace a través de las subestructuras del Palacio de Diocleciano, una red de pasadizos y bóvedas que ya impresionan por sí solas. Al salir de ellas, apareces en la plaza principal del palacio y entiendes por qué Split es la única ciudad del mundo que vive dentro de un palacio romano. Sus habitantes fueron ocupando sus muros, patios y pasajes hasta convertirlo en un auténtico barrio.

El Palacio de Diocleciano, construido en el siglo IV por el emperador Diocleciano como residencia para su jubilación, fue mucho más que un palacio imperial: funcionaba también como fortaleza y ciudad amurallada. Aunque no es demasiado grande, recorrerlo tiene muchísimo encanto: plazas llenas de vida, cafés al aire libre y calles laberínticas que hoy forman el corazón del casco antiguo de Split.

Un detalle curioso: fijaos en la fachada principal del palacio, porque aquí se rodaron escenas de Juego de Tronos, concretamente donde Daenerys guardaba a sus dragones en la serie.

Además, Split es una ciudad con muchísimo ambiente, especialmente en su precioso paseo marítimo, repleto de cafés y restaurantes frente al mar, que la hacen aún más especial.

Día 10 – Koper (Eslovenia)

Koper es una escala pequeña pero encantadora, con un casco histórico perfecto para recorrer a pie. Para nosotros fue además la parada más cómoda del viaje, ya que el barco atraca prácticamente en la plaza principal y se accede directamente a la ciudad mediante un ascensor.

En esta ocasión nos llovió, así que la visita fue rápida, aunque suficiente para dar un paseo por sus calles medievales y disfrutar de su ambiente local.

Muchos viajeros aprovechan esta escala para hacer una excursión a Liubliana o al lago Bled, dos de los lugares más bonitos y pintorescos de Eslovenia. Si tenéis tiempo y buen clima, merece mucho la pena salir del puerto y descubrir alguno de estos destinos cercanos.

Día 11 – Día de navegación

El día de navegación es el momento ideal para descansar y disfrutar del barco: piscina, espectáculos, spa o simplemente relajarse en cubierta con vistas al Adriático. Después de tantas visitas, lo estábamos deseando, y con la cantidad de actividades constantes a bordo fue todo un auténtico regalo.

Día 12 – Trieste (Italia)

La última parada y puerto de desembarque de nuestro crucero fue Trieste, una ciudad elegante y con un marcado aire centroeuropeo gracias a su pasado austrohúngaro. Nos quedamos dos días para conocerla con calma y fue todo un acierto.

alojamiento en trieste

Nos alojamos en el Hotel Modernist de Trieste, un hotel muy moderno —como su nombre indica— y sobre todo muy bien ubicado, lo que nos permitió llegar fácilmente a cualquier punto turístico de la ciudad a pie.

Su centro histórico está lleno de rincones especiales, pero el lugar más icónico es la Piazza Unità d’Italia, la plaza principal y una de las más grandes de Europa frente al mar, rodeada de edificios monumentales que impresionan tanto de día como iluminados de noche.

El gran protagonista de nuestra visita fue el Castillo de Miramare, construido en el siglo XIX como residencia del archiduque Maximiliano de Habsburgo —cuñado de la emperatriz Sissi— y su esposa Carlota de Bélgica. Su vínculo con Sissi es muy especial, ya que hay constancia de que lo visitó en hasta 14 ocasiones.

En su interior me fascinó la biblioteca, que alberga entre 4.000 y 7.000 ejemplares originales, además de varios retratos de Sissi que, como fanática confesa de su historia, me emocionó muchísimo descubrir.

El castillo está rodeado de un jardín botánico precioso, que además es de acceso gratuito. Es un lugar perfecto para pasear durante horas entre fuentes, senderos y miradores con vistas al Adriático, lo que convierte a Miramare en una de las visitas más completas y especiales del viaje.

Nosotros hicimos la visita con guía, algo que recomiendo totalmente porque se disfruta mucho más con las anécdotas y el contexto histórico. En nuestro caso lo gestionó nuestra agencia de viajes Inspiring Soho, y fue un gran acierto.

Además, Trieste es una ciudad para saborear sin prisa: recorrer su puerto, dejarse llevar por su Canal Grande (un canal navegable que atraviesa el centro y está lleno de terrazas con encanto), tomar un café en alguno de sus históricos cafés literarios (como el Caffè San Marco o el Caffè degli Specchi) y disfrutar de su ambiente único. Al ser también una ciudad universitaria, tiene un aire joven y animado que se nota en sus plazas, bares y calles más concurridas.

Bonus: Excursión al Lago Bled (Eslovenia)

El Lago Bled es uno de los lugares más visitados de Eslovenia y, si estáis en Trieste, es una excursión ideal ya que se encuentra a tan solo 1h 40 minutos en coche.alojamiento en el lago bled

Nosotros lo recorrimos por libre alquilando coche y nos alojamos en el Hotel Astoria Superior, con buenas instalaciones y un excelente desayuno, aunque debo reconocer que la habitación estaba llena de mosquitos y tuvimos que lidiar con alguna araña, así que no estoy del todo segura de recomendarlo. Quiero creer que fue mala suerte porque el resto estaba muy bien.

Entre las experiencias imprescindibles está subir en una de las barcas tradicionales llamadas pletna, embarcaciones de madera sin motor que los remeros conducen de pie hasta con 14 pasajeros, todo un esfuerzo digno de ver. Navegar en ellas transmite una gran sensación de tranquilidad, dejando que el agua cristalina y los nenúfares del lago acompañen el recorrido hasta la isla central, donde se encuentra la Iglesia de Santa María (St. Mary’s Church). No olvidéis tirar tres veces de la campana del deseo, una tradición que asegura que vuestros deseos se harán realidad.

Otro imprescindible es pasear alrededor del lago, disfrutando de sus paisajes alpinos y sus múltiples miradores. El más espectacular es el mirador de Ojstrica y Osojnica, considerado el mejor punto panorámico para ver el lago con su isla en el centro. Nosotros no pudimos hacerlo porque requiere una caminata que con Gael, nuestro hijo de 3 años, se hacía difícil, pero lo dejamos pendiente para otra visita.

La otra joya de Bled es su castillo medieval, uno de los más antiguos de Eslovenia. Además de ofrecer unas vistas impresionantes desde lo alto, dentro podréis visitar la imprenta medieval, una réplica de la prensa de Gutenberg donde incluso se pueden imprimir documentos como recuerdo. También hay exposiciones históricas y un pequeño museo. Como curiosidad, el Castillo de Bled es un lugar habitual para celebrar bodas, un enclave único con el lago y la isla como telón de fondo.

Para reponer fuerzas, os recomiendo el restaurante Oštarija Peglez’n, uno de los más conocidos de la zona. La comida está riquísima y las raciones son enormes, así que mejor pedir con moderación.

El Lago Bled era uno de esos lugares pendientes de tachar de mi travel wishlist y ha sido realmente un sueño poder visitarlo.

Viajar en crucero con niños: nuestra experiencia

Viajar en crucero con niños puede parecer un reto al principio, pero después de esta experiencia os diría que es una de las formas más cómodas y completas de hacerlo en familia. Este viaje se ha convertido en nuestro viaje favorito para 3, porque lo disfrutamos todos por igual. Os detallo a continuación algunas cosas a tener en cuenta si viajáis con los más pequeños de la casa.

Seguridad y tranquilidad del barco

El barco es un entorno cerrado y controlado, lo que nos dio muchísima tranquilidad en todo momento. Gael pudo moverse con cierta libertad sin que estuviéramos pendientes a cada segundo, algo impensable en otro tipo de viajes. También aporta calma saber que la mayoría de cubiertas disponen de barandillas con cristal, para evitar cualquier riesgo de caída al mar tanto de mayores como de niños. Y hay que subrayar además que al menos este crucero era muy estable.

Adaptar excursiones y horarios

En nuestro caso decidimos hacer las excursiones por libre. Esto dependerá de cada niño y su edad, pero a nosotros nos permitió adaptarnos a los ritmos del peque sin prisas ni presiones. Y aunque había que madrugar, Gael nunca puso pegas, algo que nos sorprendió muchísimo.

Accesibilidad con carrito

La mayoría de escalas eran accesibles con silla de paseo, lo que fue una gran ventaja: si en algún momento estaba cansado o quería dormir, siempre teníamos la opción de llevarlo cómodamente. Solo hubo excepciones: Santorini, donde es imposible llevar carro y lo ideal es hacerlo en brazos o mochila si no andan; Éfeso, con suelos irregulares; y el acceso al casco antiguo de Dubrovnik, con muchas escaleras y murallas poco aptas para carro, ya que el centro es bastante llano.

Guardería y actividades a bordo

Una de las grandes sorpresas fue la guardería del barco, ya que desconocíamos su existencia al embarcar. Por suerte estaba situada cerca de uno de los buffets, y descubrirla fue todo un acierto. Gael disfrutaba tanto de los talleres y juegos organizados que, en más de una ocasión, prefería quedarse allí antes que venir a la piscina. Para nosotros fue perfecto, porque nos dio la oportunidad de tener pequeños momentos para dos, como ver el atardecer con un cóctel antes de ir a cenar.

La animación a bordo fue otro de sus grandes descubrimientos. Cada noche íbamos al teatro o a escuchar música en directo, y Gael todavía hoy sigue imitando en casa algunos de esos espectáculos que tanto le marcaron

Comidas y menús infantiles

El tema comidas fue muy sencillo: el buffet variado y la opción de menús infantiles en los restaurantes facilitaron mucho las cosas. No hubo complicaciones a la hora de comer, siempre encontramos platos que le gustaban y a cualquier hora. Además, el personal estuvo continuamente atento a nuestras necesidades con el peque, lo que hizo todo aún más fácil.

 

Conclusión: un viaje para recordar

Este crucero por el Mediterráneo a bordo del Norwegian Pearl ha sido, sin duda, uno de los viajes más especiales que hemos hecho nunca. No solo por los destinos, que han sido espectaculares, sino porque lo hemos vivido como nuestro viaje favorito para 3. Una experiencia que nos permitió descubrir lugares nuevos, disfrutar de tiempo en pareja y, sobre todo, ver cómo Gael se lo pasaba en grande en cada momento.

Creo que esa es la magia de viajar en crucero: la comodidad de tenerlo todo a mano, la posibilidad de conocer varios países en un mismo viaje, y el equilibrio perfecto entre turismo y relax.

Si alguna vez os habéis planteado esta forma de viajar, mi consejo es que le deis una oportunidad. Puede que, como nos ha pasado a nosotros, se convierta también en uno de vuestros viajes favoritos.

 

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