Cuando llega el otoño, muchas invitadas se enfrentan al mismo dilema: ¿cómo acertar con un look de invitada adecuado cuando el clima ya no acompaña? Este vestido de Magnolia Kobus es una de esas piezas capaces de resolverlo todo: elegancia, estructura y versatilidad en una sola prenda.
De largo midi y con un estampado floral en tonos azul, crema y tostado, este diseño me conquistó por su escote corazón con lazada cruzada y sus mangas con hombreras marcadas, que ayudan a estilizar la figura y aportan un aire más sofisticado. Un vestido de invitada muy femenino y diferente, pensado para realzar la silueta sin renunciar a la comodidad.
Para completar el look, aposté por una pamela de Masario en tono blanqueado que equilibra la intensidad del azul y aporta luminosidad al rostro. Los pendientes de Acus Complementos, en los mismos tonos, mantienen la armonía del conjunto, mientras que los salones destalonados de Magrit en color tostado alargan la pierna y resaltan uno de los tonos presentes en el vestido. El bolso tipo caja, una pieza antigua de mi fondo de armario, añade un toque de nostalgia elegante, mientras que la estola de pelo en tono crema, disponible en Amazon, demuestra que un buen accesorio puede transformar por completo un estilismo.
El maquillaje corrió a cargo de Marta Gamarra, quien apostó por un beauty muy natural, pensado para resaltar la mirada y los labios sin perder frescura. La melena con ondas al agua evocaba el glamour de las divas del Old Hollywood, aportando ese toque de sofisticación que encajaba a la perfección con total look que buscaba.
Aunque este vestido es perfecto para bodas de otoño, su tejido con cuerpo y la manga francesa lo convierten también en una excelente opción para bodas de invierno o para lugares donde las temperaturas empiezan a bajar. Basta con añadir guantes largos o una estola envolvente para conseguir un resultado cálido, elegante y muy sofisticado. Este tipo de combinaciones lo transforman además en un look ideal para invitadas de primera fila, como hermanas de la novia, testigos o mejores amigas, que buscan destacar sin caer en excesos.
La sesión la realizamos en la Quinta de Jarama, una de mis fincas favoritas de Madrid, cuyos jardines y rincones clásicos aportan siempre una atmósfera especial a cada fotografía. El resultado es un look de invitada elegante y atemporal, lleno de detalles cuidados y con ese equilibrio perfecto entre tendencia y clasicismo. Una propuesta que demuestra que las bodas de otoño e invierno pueden ser un desafío, pero también la oportunidad perfecta para conseguir un look con personalidad y ultra elegante.
Look
Vestido
Magnolia Kobus
Pamela
Masario
Pendientes
Acus Complementos
Zapatos
Magrit
Estola
Amazon
Beauty
Marta Gamarra
Localización
La Quinta de Jarama





















