Hace un mes justamente que volvía a dar el sí quiero al hombre de mi vida, por lo qué mejor día que hoy para recordarlo y enseñaros mi reboda en Bali. Por lo que aquí comienza el relato de uno de los días más bonitos de nuestra historia, junto al día de mi boda por supuesto.
Como ya os avancé en el post de mi vestido de novia para esta ocasión, la idea de hacer algo especial para nuestro décimo aniversario llevaba tiempo rondando. Martín lo tenía claro desde que cumplimos lo 9 años, sin embargo yo era la reticente. No sabía si procedía hacer algo pues solo es costumbre celebrar los aniversarios de casados en las boda de plata, oro o platino.
De hecho, para alejarle la idea le dije que si quería volver a casarse yo quería pedida y anillo primero, para alejarle un poco de la idea. Pues todo lo contrario, porque el día de San Valentín llegaba una repedida con anillo incluido. Y enseguida apareció en mi mente una frase que me había dicho mi querida Alicia Rueda pocos días antes, cuando le comenté que hacía 10 años de casada este agosto: «en la vida hay muy pocas oportunidades para celebrar, así que hazlo».
Y primero que vino a nuestras mentes fue ese viaje a Bali que llevábamos posponiendo años esperando una ocasión especial. Teníamos amigos que en su luna de miel en la isla habían vuelto a casarse de forma íntima y es una idea que a mí especialmente me apetecía muchísimo.
Las que me seguís por redes ya sabéis que una de las grandes espinitas que tengo de mi boda, es tener la sensación de no estuve apenas con Martín. Así que siempre me ha atraído el concepto de hacer algo privado para nosotros y esta era la oportunidad perfecta para ello. Eso sí, con Gael como testigo porque no podía hacer algo tan importante lejos de él por pequeño que fuera.
Así que lo primero que hicimos fue buscar en Google “boda en Bali en español” y Baliboda apareció en primer lugar. Los contactamos para pedirles más información y presupuesto y nos encantó su trabajo, sus fotos y las localizaciones donde hacían bodas. Entre estas opciones y en última posición, estaba la impresionante cascada de #Nungnung . Y nos enamoramos!! Yo soy una amante de las cascadas y nos parecía un sueño hacerlo allí.
Ellos enseguida nos advirtieron de que podía ser el lugar más espectacular de su catálogo, pero que tuviéramos en cuenta que había que bajar para acceder 500 escaleras. Sobre todo acudiendo con un niño, pero que ellos nos pondrían una persona de su equipo para cuidar de Gael en todo momento. También era importante que supiéramos que la hora de la celebración debía ser sobre las 7 de la mañana, ya que de esta forma no importunábamos a los turistas, el calor era menor y la luz para las fotos era perfecta. Ya sabéis que nosotros somos de madrugar en estos casos por lo que nos tiramos a la piscina y volveríamos a hacerlo!
Baliboda se ocupó de toda la organización: contaban con fotógrafos y videografos propios, decoración, tarta, brindis, oficiante, transporte, ramo, peluquería y maquillaje. Todo! Así que la verdad que la organización fue realmente sencilla.
En cuanto a la decoración para la boda nos ofrecieron varias opciones y nosotros nos decantamos por la opción más boho. Era el estilo que nos apetecía para esta ocasión y que más nos encajaba para el lugar. Para las flores nos decantamos por la versión más clarita ya que nos parecía que eran las que más destacarían con el entorno. Y el ramo iría a juego con ellas.
Y entonces llegaba el día 23 de agosto de 2024. A las 4 de la mañana venían a peinarme, puesto que el maquillaje quise hacérmelo yo. Martín salía a las 5h15 de la mañana con Gael dormido en un coche y yo en el segundo 15 minutos más tarde, pues se tardaba una hora y 15 en llegar a Nungnung.
Recuerdo ver amanecer desde el coche llena de nervios y hablar con mi madre y mi hermana por videollamada pues en España era como las 12 de la noche. Me parecía increíble lo que iba a ocurrir. Y os prometo que al llegar, bajé las escaleras en 8 min! La subida ya fue otra cosa :).
Tengo que anticiparos que fue algo muy sencillo, pero a la vez muy especial y ante todo, muy nosotros. Es lo bonito de una boda, que no hay protocolos o formalismos, así que podíamos hacer lo que realmente quisiéramos. Y si el 23 de agosto de 2014 me casé para todos, mi sensación es que en esta ocasión nos hemos casado para nosotros.
No quiero enrollarme más, por lo que os cuento a continuación cómo resultó este día único:
La llegada
Martín llegaba 15 minutos antes para esperarme abajo. De espaldas a la escalera que daba acceso al altar para verme una vez abajo con el vestido colocado siempre por el equipo (aluciné lo pendiente que estaban de esto). Me acerqué a él y le toqué la espalda para ese «wedding first look». Fue un momento mágico verle de cerca su cara y su primera impresión. Sus primeras palabras fueron un : estás preciosa. Seguido de un «estás temblando» cuando me abrazó. Os juro que estaba más nerviosa que la primera vez. Luego avanzó para esperarme en el altar dónde ya pudimos juntarnos para escuchar las hermosas palabras de la oficiante de la boda.
Los votos
La idea era que Gael trajera los cuadernos de votos y/o los anillos, pero lo cierto es que se puso algo nervioso antes y quiso estar en los brazos de su padre prácticamente toda la ceremonia. Y tengo que decir que no me importó, pues había referencias para él durante el discurso y fue muy bonito que estuviera con nosotros en un momento tan especial. De alguna forma, estaba hablando a Martín, pero sabiendo que esos ojitos azules estaban presenciando todo en primera línea.
Encargué los cuadernos de votos de madera como sorpresa para Martín pues sería un recuerdo para siempre. Eran de Monami Design y me encantaron porque entre sus diseños contaban con una versión viajera que creo que era perfecta para ello. Además quedaban precisos en las fotos.
El intercambio de anillos (o pulseras)
Esta era otra de las sorpresas para Martín y de hecho, cuando íbamos camino al la cascada (cada uno en un coche), me escribió para decirme si dejaba en algún sitio la alianza. Era algo de lo que no habíamos hablado, aposta por mi parte, y le dije que no se preocupara, que como no queríamos nuevos anillos ya estaba hablado con Balibodas. Pero le sorprendí cuando durante la ceremonia, la chica pronunció aquello de «ahora procedemos al intercambio de pulseras». Dos piezas personalizadas de Dime que me quieres con las coordenadas del lugar y nuestra fecha de reboda. Desde entonces ambos las llevamos siempre.
El sí quiero
Sí, hubo un nuevo sí quiero. Quizás hasta más especial que el primero, porque soy de las que piensa que lo díficil no es llegar al objetivo sino manterse. Por lo que me parecía incríble volver a decir un sí tan firme y seguro después de 10 años y con la confianza de poder volver a hacerlo. Porque un solo sí en la vida, es muy poco para demostrar a Martín lo mucho que lo amo. Suena cursi, pero de verdad que lo siento así.
El certificado
También hubo firma del certificado que curiosamente no tengo de mi primera boda. Es un certificado no oficial pero sí importante para nosotros, porque será algo que tendremos para siempre. Ojala consigamos muchos más.
La salida
Este momento fue muy especial, porque a pesar de estar solos nos vinimos arriba cuando todo el equipo (formado por unas 12 personas) comenzaron a tirar pétalos y gritar. No podíamos parar de besarnos, bailar, sonreír, no puedo explicarlo. Daba igual el resto del mundo en ese momento.
La tarta
Por supuesto hubo corte de tarta, que curiosamente era nuestro desayuno y un elemento precioso de la decoración. Además estaba riquísima. Ahí pudimos intercambiar nuestras primeras palabras sobre como había sido, lo bonito que era todo y lo imponente que era el sitio. Recordad que para nosotros era todo sorpresa pues solo lo habíamos visto por fotos. Incluso le enseñé a Martín el vestido por la espalda, que aún no había visto.
El brindis
En una boda no puede faltar el brindis por lo que nos prepararon dos copas y a las 8 de la mañana hicimos nuestro primer brindis de recasados. La verdad que fue un momento muy divertido y os adelanto que no fue solo un único brindes :P.
La sesión de fotos en la cascada
Después tuvimos una sesión de fotos en la misma cascada. Nos fuimos acercando a la misma guíados por el equipo que se lo curró muchísimo. Tanto que terminé calada por el agua que salpicaba. Y hasta nos montaron un pequeño picnic para la sesión. Lo recuerdo muy divertido.
La sesión de fotos en los campos de arroz.
Por último acudimos a unos campos de arroz cercanos dónde pudimos pasear mientras nos hacían fotos. Son un símbolo de Bali y el entorno era espectacular. Nos encantaron.
El segundo vestido
Después teníamos una banquete especial en el hotel, en un reservado para nosotros. Mi primer vestido estaba lleno de barro y mojado, por lo que decidí cambiarlo por algo más cómodo y ligero. Así que cuando vi este diseño de Apparentia lo tuve claro pues me parecía actual, sexy pero a la vez muy elegante.Lo combiné con sandalias de Salo Madrid y pendientes de Acus Complementos. Y vi una flor en el suelo y simplemente me la puse en el pelo.
Nos hicimos una pequeña sesión antes de entrar para el recuerdo, pues solo queríamos disfrutar del día y hablar de lo ocurrido. Disfrutamos con Gael y simplemente, nos cogimos la mano fuerte mientras. No necesitábamos más para terminar un día que estará en nuestra memoria para siempre.