En la boda de hoy os cuento la preciosa historia de Virginia y Loic. Aunque ambos se conocían de vista, nunca habían entablado una conversación hasta que Loic invitó a Virginia a hacer un caballito en su silla de ruedas y ella terminó cayéndose de espalda. Este divertido comienzo dio paso a las risas, charlas y sin darse cuenta llegó su primer beso … y hasta hoy.
Los preparativos
Virgina optó por un peinado y maquillaje natural. El cabello con ondas suaves fue elaborado por Gore&Make Up (Benidorm) mientras que el resto fue obra de una de sus amigas de la infancia Ana Brotons.
El vestido
Como a muchas novias, Virginia buscaba un vestido especial que encajara con su estilo y personalidad, por lo que se pasó un largo tiempo buscando sin éxito. Pero un día encontró en Facebook un artículo con una entrevista a Rubén Hernández y sin ver apenas ninguno de sus trabajos, algo le dijo que sería él. Concertó una cita y en 10 min dibujó el vestido de sus sueños. En principio se decantó por un modelo sirena, pero Rubén la animó a añadir la falda de tul desmontable lo cual fue todo un acierto. En cuanto vió el bordado italiano hecho a mano del escote, se enamoró del vestido. En un principio solo quería escote en la espalda, pero al probarse un modelo suyo, cambió de idea en el mismo instante. El resultado, superó toada sus expectativas.
Accesorios
En cuanto a los accesorios, Virginia usó unos pendientes tipo solitario que le prestó su mejor amiga Ana Rodríguez y el anillo de pedida como únicas joyas. El resto de complementos lo conformaban un preciosos tocado de porcelana de Como orito en paño y unos zapatos de Asos. El ramo era de rosas Austin blancas y todos rosados de la florista María Sánchez.
La ceremonia y el banquete
Toda la celebración tuvo lugar en un enclave muy importante para ellos: era el mismo sitio dónde meses antes Loic le había pedido matrimonio. Se trataba de Can Sueño en Tárbena, un restaurante con un encanto especial situado en un emplazamiento natural mágico.
La sorpresa
“Pues como somos algo despistados, y no nos llegó a tiempo el expediente matrimonial, no podía casarnos el notario ese día. Así que en la fiesta preboda del 29 de abril, una de mis mejores amigas se ofreció para casarnos y así fue, porque a menos de una semana de la boda estábamos sin nadie que oficiara la ceremonia. Pero el resultado no pudo ser mejor ni más emotivo. Me encantó que ella nos acompañara en un día tan especial para nosotros tan cerca.” Así me explicaba Virginia este precioso detalle.
La anécdota
La anécdota de la boda es que Virginia y Loic no tuvieron habitación para dormir. Habían alquilado una habitación en una finca cercana al restaurante, pero al ser de montaña y sin iluminación les fue imposible encontrar la ubicación. Y tras una hora buscándola, decidieron volver a casa pero igual de felices.
La decoración
Confiaron plenamente en el amor por los detalles de los profesionales de Can Sueño y no se preocuparon absolutamente de nada. Su único requisito es que querían muchas flores en colores verdes y blancas. El resultado habla por sí solo.
El consejo
“Que disfruten de cada momento de ese día, porque pasa volando y esa emoción tan pura, se repite pocas veces en la vida”.
El reportaje
Pablo Laguía, fue el gran profesional escogido para realizar este espectacular reportaje. Su cercanía propició que el resultado fuera tan natural y bonito.